RAFA KAS, UN LUJO A TU ALCANCE

septiembre 10, 2012

En 1982 un jovencísimo Rafa Kas echa a andar el trío Tratamiento Anticaspa y también comienza su propia singladura musical que lo llevaría a colaborar en distintas formaciones del entorno (Güextia, Esquil y Los Mures), a ser reclutado como bajista de Ilegales, a emprender una etapa como mercenario en bandas estatales como Desperados o La Unión y a poner en marcha un sinfín de combos (Nenuco y Los Prenatales, The Tuscany Valley Experience, Dangerous Kitchen…), algunos de los cuales todavía amenizan las noches de numerosos antros, todo ello sin olvidar su paso por la docencia en el Taller de Músicos de Oviedo (Escuela Pedro Bastarrica).

 Rafa es nuestro guitar hero local, pero es un héroe accesible al que no cuesta nada encontrar en el Savoy y otros locales derramando sobre la audiencia los mejores aromas del rock’n’roll y otras hierbas de dudosa procedencia. Quizá por eso, por su accesibilidad, no lo valoremos como se merece: bajamos unas escaleras, pedimos una cerveza y ya está sonando la guitarra de Rafa Kas… ¡Y eso es un lujo, carajo!

 Acaso toda tu trayectoria posterior lo haya oscurecido un poco, pero estamos seguros de que Tratamiento Anticaspa fue un proyecto en el que pusiste toda la ilusión, porque eso es lo que pasa siempre cuando se empieza. ¿Cuál es tu visión ahora de la trayectoria del grupo y qué es lo que más valoras de aquellos años?

 Personalmente, nunca he superado la ruptura de Tratamiento. Fue, como gran parte de las circunstancias de mi vida, un desmorone de un castillo de naipes sin acabar, pero en el que habías empleado diez barajas. No creo ahora que fuésemos un grupo muy influyente, aunque teníamos buenas ideas y éramos una piña trabajando, que es lo que más echo de menos, esa sensación de ser todos parte de la máquina, trabajando codo con codo por una idea común. Aunque echando la vista atrás, teníamos conceptos muy novedosos, como una imagen entre punk y new wave, y un concepto muy power pop. Sin embargo, hay que decir que, pese a lo que se pueda pensar, Fredo Ron era el que más influía en Tratamiento en la dirección estética y artística. Yo me encargaba de traer temas y, aunque no siempre, sí en una buena parte de las ocasiones, Fredo escogía, hacía arreglos y cohesionaba una dirección. Por supuesto, mi referente eran The Police, así que las canciones eran rápidas y cortas. Sería estúpido negar la tremenda influencia de Los Ilegales, así que ahí queda eso también. Desgraciadamente, soy un pésimo letrista, y el resto de la banda no eran Cortazar, que digamos, así que las letras no son nada memorable. Eran simplemente un vehículo para trazar una melodía. También hay que resaltar la importancia que tuvieron en el proyecto Chencho Mol, con su “colorista actitud”, y Luisfer Gin, que es un musicazo de un calibre descomunal. Creo que sin todos ellos, yo no sería lo que rayos sea yo.

 ¿Cómo fue la grabación del mini LP Y yo con estos pelos (SFA, 1986) y qué pasó con ese disco?

 La grabación fue puro cachondeo. ¡Pobre Pedro Bastarrica! Le tocó lidiar con unos jóvenes prematuramente alcohólicos y un poco histéricos, por ser su primera grabación. Sin embargo, hay que ver lo útil que nos fueron las maquetas, hechas con claqueta desde la primera que hicimos con Mento Hevia. Gracias a esa sana costumbre, pudimos hacer ocho temas en cuarenta horas, mezcla incluida. A más de uno hubiese querido ver yo en esas circunstancias. El primer atasco lo tuvimos con “Tenía Caspa”. En un momento del tema, Chencho tendía a bajar el tempo ligeramente, lo que ocasionó una bronca entre nosotros descomunal. Estábamos tan obcecados y violentamente cabreados (lo que tenía al pobre Pedro acojonadito), que Fredo tomó una drástica decisión, que contribuyó a descolocar a Pedro más aún (y todavía no sabía lo que se le venía encima): paró la grabación durante dos horas y nos llevó a emborracharnos a base del infame Los Corales. Cuando volvimos al estudio, abrazados entre nosotros y con las botellas medio vacías en la mano, Pedro pensó que era el fin, pero se equivocó. En tres horas, nos cepillamos medio disco, con improvisado cambio de instrumentos entre Fredo y yo para la versión de “Yesterday”, para asombro de un ya noqueado mentalmente Pedro Bastarrica. Sin embargo, al ver el resultado, empezó a sacar ese sentido del humor que le hacía único, y la grabación se convirtió en una fiesta. Fredo grabó un par de baterías, y Chencho hizo un par de recordings de timbales y todo arreglado. Yo utilicé un Vox AC30 a transistores, un Ibanez TS808 de Pedro y una guitarra Ibanez Roadstar II de Paco Loco (que colaboró activamente en el desmadre final del tema “Y Yo Con Estos Pelos”, ya que la mía fue sustraída por algún malnacido en un lupanar de nuestro local de ensayo, junto con un Flanger Ibanez y un Tube Screamer TS809 (estos últimos no aparecieron jamás, pero la guitarra apareció en una tienda de la calle Aguado cuatro años más tarde, y fue localizada por Manolo Valcárcel, que Dios bendiga y tenga en su gloria). Fredo, Pedro y yo nos trabajamos la producción con Pedro. Bueno, yo me ocupaba más de los efectos de ambiente y de los planos de las guitarras, y Fredo de buscar una gran pegada en el sonido, mientras Pedro nos equilibraba para que no hiciésemos demasiadas estupideces, aportando todo su bagaje como animal de estudio, que lo era. Fredo, no obstante, tenía muy claro cómo quería que sonara el disco. Siempre he creído que con su decisión de retirarse, perdimos a uno de los grandes talentos musicales del panorama asturiano, aunque el muy capullo no estará de acuerdo y aprovechará para sacarme los colores, si tiene la oportunidad de leer esto, y ponerme un rato a parir (pero yo sé bien que en el fondo…).

 La historia de la S.F.A. está llena de puntos un tanto oscuros y ese disco es uno de ellos. Yo no sé muy bien que mierda habrá pasado con todo el catálogo de masters de los años 80, pero creo que unos cuantos discos merecerían una pequeña tirada en CD. No sé cómo pasó, pero hace poco se encontraron un montón de vinilos, entre ellos el nuestro, en una cueva (sé que suena increíble…) por ahí tirados. Desde luego, a mi parecer, la compañía nunca apoyó ninguno de los productos editados como se merecían, y no estoy hablando únicamente de nuestro trabajo. Yo era joven, rematadamente imbécil e inexperto y nunca he visto un miserable duro de ese disco. No comprendo cómo la S.G.A.E. puede sacar un trabajo, porque la compañía paga el disco, sin tener esas canciones registradas en ninguna parte. Vale, la culpa es mía por inconsciente, pero no entiendo que estos individuos acosen a los bares, los consumidores de material informático, las orquestas de bodas, los DJ’s, etc, y luego no defiendan los derechos del pequeño autor (es que si no lo sabías, hay una escuela de Grandes Autores, y me pregunto si lo que hace grande a un autor es el número de copias vendidas…).

 Se podría decir de la banda que teníais una actitud punk, pero, como solía pasar en Gijón, era difícil encuadraros. Quizá los grupos de Oviedo estaban más atentos a las tendencias del momento y eran más marcadamente ochenteros mientras que los de Gijón iban más por libre y, en general, tenían un sabor más clásico. No sé si estás de acuerdo… En todo caso, ¿qué diferencias notabas entre las escenas de una y otra ciudad?

 Creo que Oviedo tenía una intención de modernidad más definida, se podía palpar más la vocación estética en grupos como Modas Clandestinas o Salón Dadá, así como una influencia más europea, mientras que grupos como el nuestro teníamos una vocación más americana, más influidos por The Knack o Code Blue. Ahora bien, en Gijón no se puede decir que nos quedásemos atrás. En nuestro arsenal de armas secretas anti-carbayonas, disponíamos de los siempre elegantes Fuera De Serie, y los super-innovadores Yola de Mento Hevia, y en el caso de los últimos, nunca he visto una intención de investigación estético-musical tan profunda. Eran nuestros Devo con montera picona.

 Respecto a la actitud “punk” de Tratamiento, no sé qué responder. Creo que la banda tenía intención de ser Nirvana o Green Day, con una década de antelación.

 Es asombroso para mi, al descubrir esas bandas, llegar a la conclusión de que empezaron justo en el momento en que estábamos nosotros cuando lo dejamos. Puede que suene muy pretencioso, pero creo que Tratamiento Anticaspa se adelantó a su tiempo, y me importa una puta mierda que suene pretencioso: Tratamiento Anticaspa hubiesen funcionado muy bien de haber hecho lo que hacían cinco ó seis años más tarde. (¿Es esta frase una muestra de mi supuesta actitud punk…?)

 A través del libro No se salva nadie de Rafa Balbuena nos enteramos de dos cosas: de la grabación de una maqueta financiada por EMI y de un incidente con el productor Paco Trinidad que dio al traste con el intento de establecerte con el grupo en Madrid. ¿Podrías facilitarnos más detalles sobre estos asuntos? ¿Se puede escuchar hoy esa maqueta?

 La maqueta financiada por EMI fue cosa de un amigo común de Kike Louie y mío. En la que fue para mí la mejor etapa de la banda, Kike ejerció de manager durante un tiempo, y yo fui feliz porque era un aspecto menos del que me tenía que preocupar. Desgraciadamente, la maqueta fue un fracaso, ya que el estudio en que grabamos era mega-cutre, y yo no podía hacer “recordings” de mi voz, que ese día no estaba en sus mejores condiciones. Si no recuerdo mal, grabamos al día siguiente de un concierto en La Vaca Austera, y claro, pasó lo que tenía que pasar… “Buscando Alemania”, uno de los mejores temas de la banda, aunque con una letra rozando en lo espantoso, quedó grabada con la voz fuera de tono, así como “Mejor es así”. Sin embargo, “Bombarderos de Graffiti”, “Kómotúketal” y “4 grados FH” quedaron de puta madre. Las opiniones son como los culos: todos tenemos uno, y a veces la caga, aunque no sé si la cagada fue suya o nuestra. Ya os facilitaré una copia.

 Respecto al “Incidente Trinidad”, la cosa ocurrió así: acabábamos de tocar en El Templo del Gato por tercer día consecutivo, y en Madrid se rumoreaba que había un grupo muy fresco que tenían un show muy loco, así que cayeron varios pesos pesados a conocernos, entre ellos unos Ronaldos que aún no tenían el primer disco, y el “señor” Paco Trinidad. El ex “Ejecutivo Agresivo” me pilló por banda, diciendo que le había gustado mucho y que le gustaría trabajar sobre esos temas. Yo estaba encantado con la perspectiva. Por fin podríamos competir a un nivel un poco superior. Las Puertas del Cielo. Y de repente, el muy cretino me espeta que está hablando de trabajar únicamente conmigo, que había que prescindir del resto de la banda. Si no me conoces bien, esta es una de las pocas cosas que no tolero, así que le dije TEXTUALMENTE que también yo creía que él podía prescindir de sus intestinos, los cuales le iba a extraer a patadas por el culo, y anudárselos a una oreja (una “jorjonada”, lo reconozco, pero es que somos así…). El tipo marchó rápidamente de allí, farfullando que me iba a hundir la carrera y alguna estupidez más por el estilo, y tal vez haya logrado parte de su objetivo, ya que en muchos círculos de la industria se me etiqueta como “conflictivo”, lo que me la trae al pairo. Tal vez haya tirado una fulgurante carrera por la borda, pero aún conservo a mis amigos y duermo muuuuuuuyyyyy tranquilo.

 ¿Cómo fue tu paso por Ilegales, el cambio de instrumento y todo eso? ¿Qué balance haces de esa etapa?

 ¡Joder! ¿Qué balance se puede sacar de estar en el mejor grupo de rock de España sin paliativos? El mejor de los posibles. Una puta locura constante, carretera por un tubo, vivencias que algunos ni siquiera pueden imaginar y a mí me tocó vivir, grandes camaradas para toda tu vida y una experiencia musical que me enseñó la responsabilidad de tocar al 120%, porque no se puede conformar uno con menos. Por descontado, hablando del personaje, hubo momentos muy tensos y muy difíciles, ya que si no Jorge no sería Jorge, pero tengo que hacer mucha memoria para recordar alguno y no cambian el resultado de la balanza. Como dice Jorjón: “Rafilla siempre será uno de los nuestros, un Ilegal”, y tiene razón.

 El cambio de instrumento no supuso un problema para mi, ya que siempre he tocado varios instrumentos y me encanta componer líneas de bajo. Aparte, el papel del bajo en Ilegales es ser una especie de guitarra rítmica, y hacer el trabajo de mis antecesores en el cargo fue todo un desafío, sobre todo las líneas de bajo del gran Íñigo Ayestarán, aunque soy un fan de la mano derecha de Willy Vijande.

 Creo que soy muy afortunado por haber vivido (¿bebido, quizás?) todo esto.

 ¿Qué es lo mejor y lo peor de ser un músico contratado y convertirse en una especie de mercenario del rock?

 Muy pocas veces en mi vida he tocado como mercenario. Tengo la inmensa suerte de que la gente acude a mí para que sea yo mismo y, claro, eso hace que me involucre en todos los procesos. Yo no he tocado con La Unión, Los Toreros Muertos, Alphaville o Desperados: he sido parte de esas bandas en un momento en el tiempo, y eso es muy diferente de ser un mercenario. Tocaba “Molly”, “Hoy Es Domingo” o “Más Y Más” con la misma pasión que “Enamorados en Varsovia” o “Y Yo con estos pelos”, así que no creo poder responder a esta pregunta con precisión. Las pocas veces que he actuado así, (Alex de La Nuez y Diego Vasallo se me vienen a la cabeza…), no me he sentido bien. Fue lo que nos dio por llamar “bolos alimenticios”, pero para mi era tan humillante, que trataba de pasar lo más desapercibido posible, mientras que con La Unión, me tiraba orgulloso a marcarme un solo al lado de Mario, en primera fila. Dejemos esto muy claro: soy un rocker en todos los aspectos. Si detecto actitud rock en lo que haces (y este es un concepto muy amplio), haré que tus temas suenen a rock y pondré una parte de mi en cada uno de ellos.

 Nos gustaría que comentases tu dedicación a la docencia musical: ¿qué te aportó como músico y en el plano personal esa labor?

 Empecé dando clases porque alguien pensó que yo podía enseñarle algo a alguien (menudo lío, ¿eh?). Esos “alguien” fueron Yayo “El Jefe” y Juanjo Mintegui. Viendo que no se me daba del todo mal, porque mantenía a mis alumnos conmigo mucho tiempo, empecé a indagar más sobre métodos, teoría musical, etc., de la única manera que sé hacerlo: siendo un autodidacta. Ahora sigo siendo un autodidacta que es capaz de leer y escribir solfeo y tener discusiones de armonía con pianistas de jazz. Evidentemente, el estudio hizo que mis capacidades como músico aumentasen exponencialmente hacia infinito (por si alguno no entiende la frase o le parece que me creo algo, le recomiendo una segunda lectura y despacito; sólo significa que tengo mayores posibilidades de ser un buen músico, no que lo sea). En el plano personal, es muy gratificante que los conocimientos que tú has adquirido se vayan a transmitir, al menos durante un tiempo, y cuando alguno de mis alumnos triunfa en algo (Álvaro Bárcena, Igor Pascual o Borja García, por ejemplo), me siento muy orgulloso de haber sido una ínfima parte del proceso, porque el potencial ya estaba ahí.

 ¿Eres de verdad capaz de llevar en la cabeza todos los grupos que, por decirlo de alguna manera, mantienes abiertos? ¿Qué porcentajes hay en esa actividad casi compulsiva de intento de dar salida a tus varias personalidades musicales, de afán exhibicionista (dicho esto sin intención maliciosa: lo consideramos un componente normal de la vida en los escenarios) o de mera actividad económica para ganarse unas perras?

 La razón por la que participo en tantos grupos es porque soy absolutamente ecléctico y me gustan muchos tipos de música, y yo no debo obligar a gente que está conmigo porque les gusta mi onda más “hard rock” a tocar temas de Hank Williams o Jimmy Reed. Cuando estoy en escena, soy muy poco consciente de lo que hay más allá de la línea de monitores, cuando hay suerte y la hay. No es una cuestión de “¡Mira, mamá, sin manos!” o algo así. Soy un poco arisco y reservado y esa es la razón de que me ponga un poco chuzo cuando toco: el alcohol envalentona. Por supuesto, me gusta quedar bien y ganar dinero con mi oficio, ya que ese es mi concepto de triunfar, pero es la pura Música en todas sus facetas la que me mueve y me da motivación.

 Con todas esas bandas y a lo largo de tu trayectoria has tocado diversos estilos musicales y a todos les habrás pillado el punto, pero ¿con cuál te sientes más identificado?

Supongo que con The Tuscany Valley Experience, porque el sentimiento de equipo y camaradería es muy similar al de Tratamiento, y es un grupo en el que caben muchas tendencias. Desgraciadamente, no es un proyecto profesional, ya que para eso están Los Izquierdos, pero seguiremos tocando para divertirnos.

 ¿Qué es lo que más valoras en una canción?

 Lo que más valoro de una canción es que me deje una jubilación como la de Teddy Bautista, 24.500 € al mes. No, en serio, lo que más valoro de un tema es que despierte un sentimiento en mí, bien sea ira, tristeza, amor, alegría… Aparte, también ha de ser algo innovadora armónicamente hablando, es decir, dudo que me despiertes un sentimiento que no sea el aburrimiento más absoluto con una canción cuyos acordes sean Do M La m Fa M y Sol M, joder, que están más vistos que el TBO, y la gente sigue tragando la misma mierda cuando pongo la radio o la televisión. Las compañías discográficas llevan queriendo vendernos el mismo tema cincuenta años, y lo peor es que lo consiguen. ¿Quieres un single de éxito? Coge una buena caja de ritmos y plagia el ritmo más bailado del momento, cambiando un par de cositas, pon el tempo entre 110 y 130 golpes por minuto, utiliza la secuencia de acordes que te comentado antes, busca a una chica mona y no muy inteligente, es decir, preferentemente rubia y cuyas meninges cerebrales se hayan inflamado en la zona torácica posterior y en la parte más baja de la espalda, que cante decentemente, o si no, pues ¿para qué está el programa Antares?, y búscate un buen productor y arreglista. Millonario instantáneo. Eso sí: por decencia usa un pseudónimo y no digas que te lo dije yo, por favor.

¿Cuál es tu opinión sobre la música que se está haciendo ahora, tanto en España como en el resto del mundo? ¿Qué se puede destacar?

 Afortunadamente, siempre hay campos muy interesantes donde experimentar y trabajar. Últimamente, me decanto hacia las músicas tipo King Crimson y ciertos experimentos de música independiente, como Jack Conte. También escucho Mars Volta, Porcupine Tree, Muse… En España no conozco apenas nada, porque seguimos empeñados en hacer lo de siempre. Si me quedo con alguien innovador, serán Chiquita y Chatarra, Electric Buffalos, y Alto Volto. Yo creo que la gente no esta nada interesada en la música como medio de expresión artístico. Compran lo que les resulta familiar a la oreja. Eso hace que intentar evolucionar sea siempre una tarea compleja.

 En tus actuaciones siempre hay una parte de muestra de virtuosismo técnico, pero yo también capto una vertiente paródica e incluso autoparódica partiendo de los tópicos del rocanrol: ¿está eso de verdad ahí o es cosa mía?

 ¡Jejeje! Bueno, el humor pertenece a la música también, como decía Frank Zappa, pero te engañaría para quedar como megasuperguay si me quedase aquí. Lo cierto es que esos topicazos del rock, como la guitarra en la espalda a lo Hendrix, los molinos tipo Townshend o los pasos como Berry, son arquetipos estereotipados de comportamientos escénicos, pero siguen siendo divertidos y a la gente les gusta, y a mí también,  así que ¿por qué no proporcionar un poco de diversión?. Y sí, esto sí es “¡Mira, mamá, sin manos!”, pero me gusta hacerlo, aunque a veces se transforman en una carga, y sí, rozan un poco el ridículo, pero… ¡qué cojones!, es absolutamente innecesario, pero muy entretenido y circense, y el mundo del rock tiene mucho que ver con el circo. De hecho, hay cada crítico musical que se ganaría más bien la vida como payaso… (¡pobres payasos…!).

 

 

 

 

Locos

junio 24, 2009

Por si alguno de ustedes se lo había preguntado, empecé a ser un imbécil a muy corta edad. Hacia los 14 o los 15 años ya apuntaba maneras de perfecto imbécil, pero mi progresión se frustró cuando descubrí que hasta para eso había que esforzarse. ¿O acaso se piensan los jóvenes de hoy que la faltosez la dan los matos? No señor, como la tierra, es sólo para quien se la trabaja. Así que me quedé en idiota de medio pelo. Pero ¡qué ínfulas las mías cuando iniciaba mi segunda adolescencia! (Parece ser, o eso me ha dicho Lucía, la profe del mi chiquillo, que la primera adolescencia acontece entre los dos y los tres años de edad: doy fe de que así es, y no quiero ni pensar en lo que me espera cuando llegue la de verdad. Servidor anda a día de hoy por la tercera o la cuarta. Es muy cansado). En aquellos tiempos, con un imponente mostacho y un acné feroz, ya me las daba yo de erudito en casi todo pero, mayormente, en las cosas de la música. Dejaré claro desde ya que, pese a toda la paciencia y la buena voluntad puestas a mi disposición por el maestro Óliver Díaz, no soy capaz de poner una nota en su sitio (sobre el pentagrama, tal vez: otra cosa ya es cantarlas). Eso no me ha impedido ponerme pijo cuanto he querido y más, como si hubiera conocido personalmente a Beethoven o le hubiera echado una mano a Wagner con el libreto de la «Tetralogía». Sí, es cierto, siempre he sido un pedante, pero sin alcanzar el grado máximo de depuración que el tiempo y la perseverancia deberían haberme otorgado. Eso significa que dentro de este gremio, el de los pedantes, hay muchos que me dan cien vueltas, unos tipos que se toman demasiado en serio y a los que nada pone más contento que mostrar al mundo lo mucho que creen saber, como quien exhibe sus partes buscando causar conmoción entre el auditorio para que al final resulte que la tiene más bien pequeña (o fea, que también puede ser. Porque hay penes feos. Yo no me he molestado en hacer un catálogo exhaustivo, ni siquiera aproximado. Pero haberlos, haylos, que me lo han contado).

A este señor le vino bien su dosis de música pop

A este señor le vino bien su dosis de música pop

Luego empecé a escuchar música pop y la cosa se torció. Hoy sé que una cosa no quita la otra, que se puede escuchar a Mahler y a Camilo Sesto (es un decir) y no desquiciar. Pero con 14 años y todo el mundo a tu alrededor dejándote bien claro que tu coeficiente intelectual es de tres cifras ni se me ocurría. Mi hermano Nacho escuchaba por entonces a unos rapazos de Gijón que hacían unas canciones más bien cortas y extremadamente contagiosas. Mientras en la habitación que compartíamos sonaba el estribillo aquel que les salió escatológico, ese de «no reniegues de mis besos y me harás un poco más feliz», yo seguía a lo mío, intentando abarcar de oído 10 o 12 siglos de patrimonio musical. Al final caí, claro, porque, salvo que nos las veamos con un recalcitrante o un perfecto imbécil, es imposible que a uno no le gusten las canciones de «Los Locos». Recuerdo que, años más tarde, me llevaba sus discos a Madrid, cuando iba a cortejar: todos los que escuchaban su música se quedaban irremediablemente prendados (del conjunto y especialmente de la voz tremenda de Carlos, la versión salada y gijonuda de Paul Weller). El otro día se presentó el precioso álbum que recoge todas sus grabaciones, las canciones que me impidieron convertirme en un completo soplapollas (con perdón) y alguna más. Yo fui a ver si me emocionaba, pero al final no hubo lagrimillas nostálgicas. Porque «Los Locos» suenan como si fueran cosa de ayer mismo, para escarmiento de practicantes y consumidores del más abyecto ñoñi-pop. ¿Quién dice que no triunfaron? Y, de ser así, ¿a quién le importa realmente? Si durante una fracción de nuestras miserables vidas, y aún hoy, nos hicieron cantar, bailar y disfrutar. Como locos, por supuesto.

PACHI PONCELA (texto publicado en el diario La Nueva España)

En pocas palabras

junio 24, 2009

A los 21 años verse envuelto en el proceso de creación de canciones se vive como una aventura. Una vez descartada la posibilidad de ser el sucesor de Quini y después de algunos años cultivando la afición por la música a través de la asistencia a los más bien escasos conciertos que se celebraban por estos lares, uno tenía unas ganas difusas de asumir un papel más activo. Lo malo era que no había aprendido a tocar la guitarra.

Pero las casualidades existen y una estupenda fue mi encuentro con Carlos Redondo, quien me habló de los problemas que el grupo tenía con las letras. Me postulé sin pensármelo dos veces y a los pocos días Los Locos, en trío, me regalaron una muestra de su repertorio en el local de ensayo que por entonces ocupaban en el recinto de la Feria de Muestras. De allí salí impresionado y también acongojado por la responsabilidad que se me venía encima, porque las canciones eran soberbias (allí y entonces escuché por primera vez las que luego serían Estás en New York y Recuerda Marrakech, así como otras que se incluirían en la maqueta con la que ganaron el primer concurso de maquetas de Radio Asturias FM) y no era cuestión de estropearlas con letras chungas.

Manos a la obra. Al principio pretendía escribirlas del tirón: me quedaba por la noche con el cassette y los auriculares, dándoles a los botoncitos una y otra vez, adelante y atrás, contando sílabas para ver si cuadraba la frase, tachando y anotando ideas al margen… Enseguida me di cuenta de que esa no era la mejor manera de proceder. No había momentos específicos para escribir una canción sino que cualquier momento podría ser válido, así que esas canciones que me grababan en cintas tendrían que vivir conmigo durante una temporada, tendrían que marcar el ritmo de mis pasos cuando caminase o subir conmigo al autobús, tendrían que merodear por mi cerebro en las clases de la facultad, salir conmigo a tomar unas cervezas e irrumpir en medio de una charla con los amigos. Así, a retazos, con esas melodías acampadas en mi cabeza, tirando, como quien tira de un hilo, de una frase que había acudido a mí quizá en el instante menos conveniente, así se iban construyendo, con unas pocas palabras, las letras de las canciones de Los Locos.

El autor con una melodía en la cabeza

El autor con una melodía en la cabeza

Otra cosa es el análisis, para el que me confieso bastante incapacitado quizá por no poder distanciarme. Podría hablarse, en general, de una evolución marcada por una mayor presencia de la experiencia personal, aunque el pudor siempre me impidió ser demasiado explícito –y, además, las canciones las cantaba Carlos- y prefería insinuar o sugerir y hablar a través de personajes que, aunque algo tenían de mí, se interponían entre los textos y yo. Una de las cosas más hermosas –y creo también que más precisas- que me dijeron sobre las canciones de Los Locos es que no contaban ninguna historia, pero evocaban cientos. Me vale. También resulta lógico suponer que al principio, con pocos años y escaso bagaje de vivencias, echase mano de mis aficiones literarias y cinematográficas. Más tarde, cercana ya la barrera de los 30 años, vino Algo salvaje, que superficialmente es un homenaje a Lou Reed, al que Paco y yo adoramos, pero que expresa, sobre todo, la resistencia sentimental a convertirse en adulto (“te has vuelto cuerdo porque todo es normal”). Y aquí estoy, supongo que irremediablemente adulto, pero confiando en que mi corazón esté todavía del lado salvaje.

BONI PÉREZ (texto publicado en la revista El Súmmum)

30anos-de-pagina-webMento Hevia ha recorrido muchos y variados caminos musicales a lo largo de una carrera llena de curvas no sabemos si peligrosas. Llegó de Avilés a Gijón para hacer derivar a Crack hacia un sinfonismo lírico que quedaría plasmado a finales de los 70 en el LP Si todo hiciera Crack (¡reeditado en 2004 por el sello coreano Si Wan!). La aventura no dio para más, pero los años 80 verán a Mento embarcado en otros proyectos. El primero de ellos, Misión Duende, aunque provocó las suspicacias de los modernillos, que veían en él una reconversión oportunista de dos sinfónicos como Mento y su fiel colaborador Pol Solana, podría verse como el lógico fruto del interés por experimentar con los sintetizadores que ya se había visto reflejado en Crack. Luego vino una formación de nombre cambiante, Y o La Línea Imaginaria, Yo La Línea Ymaginaria… En fin, nunca nos aclaramos muy bien y quizá por eso la banda acabó denominándose Yola, nombre con el cual editaron el disco International Insurrection (SFA, 1985). Para este proyecto Mento y Pol dejaron aparcados los sintes y se pusieron más guitarreros que nunca, reclutando además al bajista Alejandro Felgueroso y repescando a José Luis Amor, compañero de aventuras avilesinas de Mento en los 70. Luego vinieron Los Televidentes, con Luis Núñez, de Fuera de Serie, y una etapa en la que Mento se entregó a la música electrónica de vanguardia ofreciendo algunos conciertos rodeado de cacharros. Mientras se desarrollaba todo esto Mento no dejó de echar una mano a los grupos locales grabando maquetas, reforzando los directos… Los Locos, Fuera de Serie y algunas bandas más se beneficiaron de su experiencia.

Desde hace algunos años Mento Hevia lleva la tienda de instrumentos musicales y estudio de grabación Sampling, donde suponemos que surgirán improvisadas y amenas tertulias con los clientes. En lo creativo Mento ha dado un nuevo giro, esta vez hacia el folk. de inspiración céltica a través del grupo Gueta na Fonte, con dos discos editados.

Nos gustaría saber algo de tus experiencias musicales antes de Crack: hemos leído por ahí los nombres de algunos grupos (Linces, Trafalgar) y, sobre todo, hemos visto una foto tuya, jovencísimo, acompañando a los teclados nada menos que a Luz Casal en una formación llamada Los Fanny’s… Cuenta, cuenta:

Fueron los comienzos. En Los Linces y Los Fanny’s  tocábamos temas de The Beatles y Creedence Clearwater Revival, que nos salían muy bien. En Trafalgar empezamos a componer nuestros propios temas.

De Luz guardo un buen recuerdo: era una chica afable y cariñosa.

1969: un jovencísimo Mento Hevia acompañando a Luz Casal con el teclado (imagen tomada del libro de Béznar Arias "1960-2002. Avilés, espíritu de rock'n'roll")

1969: un jovencísimo Mento Hevia acompañando a Luz Casal con el teclado (imagen tomada del libro de Béznar Arias "1960-2002. Avilés, espíritu de rock'n'roll")


Hay mucho fanático del rock progresivo esparcido por Internet y se pueden leer bastantes comentarios sobre el disco de Crack. La mayor parte coinciden en que vuestras principales influencias provenían del progresivo italiano y destacan algunas singularidades del grupo como el buen empleo del mellotron y las intervenciones de la flauta de Alberto Fontaneda: ¿cómo ves tu todo esto?

Estuvo bien, fue una buena experiencia. Este año nos contactaron de Estados Unidos para saber si podíamos reunir a la banda original y hacer una gira. De momento no hemos podido.

cubierta crack

¿Qué sensaciones te produce el que, después de tantos años, el disco esté tan bien considerado por los degustadores del rock progresivo y haya sido objeto de una reedición coreana en 2004?

La verdá  ye  que presta.

¿Cómo te planteaste junto a Pol el acercamiento al tecno-pop ochentero de Misión Duende? ¿Hubo alguna influencia determinante? ¿Es cierto que provocasteis alguna que otra suspicacia en el ambientillo musical gijonés?

Bueno, yo creo que no era tecno-pop en absoluto. Era música experimental con elementos tecno e influencias pop y rock.

Lo de la suspicacia, no tengo idea de ello.

Lo de Yola, más que un paso meditado, da la impresión de ser una especie de estallido fruto de la rabia. ¿Qué nos puedes contar de este grupo y del disco que constituye su legado?

Teníamos un sonido bastante agresivo con las guitarras. Algo bastante avanzado, creo.

De Los Televidentes oímos hablar en su momento, pero no fuimos capaces de escuchar nada de su producción. Parece ser que intentaba ser una aproximación al concepto de banda sonora. ¿Podrías hablarnos un poco sobre este proyecto?

Esto lo hacía yo con varios colaboradores. Era muy experimental. Era música un tanto rara, pero lo curioso es que gustaba en directo.

¿Qué destacarías de tus muchas colaboraciones con los grupos de la escena local y regional por aquellos años?

Produje algunas maquetas y discos. Los Locos, Fuera de Serie y Esta Noche Tampoco fueron los grupos con quienes más contacto tuve.

Recuerdo una etapa, quizá en la segunda mitad de los 80, en que te entregaste un poco a la música electrónica de vanguardia. Después de una actuación me comentabas que la melodía no era o no tenía por qué ser la base de las composiciones. Viniendo de alguien que había hecho música pop me chocó un poco, pero supongo que son facetas creativas distintas… ¿Qué tienes que decir hoy respecto a esta cuestión?

Sigo haciendo música electrónica un tanto experimental, en ratos libres. Me resulta muy interesante y satisfactorio.

Háblanos ahora de Gueta na Fonte: ¿cómo se produjo el traslado de tu interés hacia el folk? ¿Cuáles son las pretensiones del proyecto?

Empecé tocando con Nuberu una temporada y le fui cogiendo gusto a la cosa. Luego seguimos tocando música celta de Irlanda, Escocia, Bretaña …Y empezamos a producir nuestras propias composiciones en estilo celta asturiano.

Ya hemos tocado por Francia, Luxemburgo, Alemania, Polonia, Barcelona, Euskadi, Madrid, Galicia, Castilla y por muchos lugares en Asturias.

La idea es seguir evolucionando en la misma línea, y tocar por muchos más sitios.

En el contexto de la música folk asturiana Gueta na Fonte parecéis estar un poco aislados: ¿a qué puede deberse esto?

No creo que esto sea así. Sí me parece que la propia escena musical asturiana es un archipiélago, como lo será toda la sociedad, en un futuro cercano, si no hacemos algo por evitarlo.

Sí es cierto que tenemos un público un tanto especial y también que quizás deberíamos salir un poco más de comadreo con los colegas, pero de momento no estamos muy en ello.

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¿Qué ambiciones te quedan por cumplir en el mundo de la música?… Te lo preguntamos porque sabemos que siempre se agitaron proyectos muy complejos en tu cabeza:

Ahora, de momento, estamos muy ilusionados con Gueta na Fonte. Hemos sacado el segundo disco y van a meter un tema  (La fuente celta) del primero en una película. Me gusta mucho lo que hacemos.

30anos-de-pagina-webJosé Campa (guitarra y voz), Malaki Molpeceres (bajo) y Tomás Ferrero (batería) fue la formación más estable y duradera de Esquil y Los Mures, algunos de cuyos miembros se habían fogueado en bandas efímeras como Ejecutores o Los Rapaces. Antes se había encargado de las baquetas Toni González, habían tocado con el nombre de Beige Prisma y se habían producido algunos cambios, como el paso de guitarra a bajo de Malaki tras hacerse cargo Campa de la seis cuerdas. Cuando se vieron afectados por calamidades como la mili de alguno de sus miembros, recibieron el refuerzo de camaradas como Octavio Vinck (El Ansia, Heartbeats), Javi Mata (Prólogos de Galileo, Sangrientos) o el personal de Tratamiento Anticaspa, pero ellos devolvieron el favor tapando huecos en Sangrientos. Ganaron el Concurso de Maquetas de Radio Asturias FM y publicaron el LP Goles son Amores (Fonoastur, 1988), producido por Tete Bonilla, que, pese a acusar la ambición de querer grabar muchas canciones con muchos arreglos en muy pocos días, también es una buena muestra de la capacidad del grupo para mezclar en la coctelera influencias variadas (rock’n’roll, swing, pop) y salir bastante airosos.

Actualmente Campa y Malaki, a los que el gusanillo nunca dejó de roer las entrañas, se han juntado para ensayar con el curtido bajista Alejandro Felgueroso –que también arropa a Roberto Egocheaga en Robbie & The Wild Trains- y se han reencontrado con Toni González para dar forma a Los Bígaros, de los que pronto esperamos recibir la noticia de su presentación en sociedad, aunque, como dice Campa, “no hay cosa más jodida que tener un grupo de rock a los 40”.

Háblanos un poco de esas primeras experiencias en grupos como Ejecutores o Los Rapaces. Recuerdo haber leído esos nombres en algún que otro cartel, pero nunca pude verlos: ¿de qué iban?

Tocaban rock and roll 50´s y rockabilly. Por allí estaban Manolo (batería), Yayo (guitarra), Toni (bajo), Chus (voz) …y UN PIANISTA. Creo que en Los Rapaces colaboraban una chica y otro cantante…

Los Rapaces

Los Rapaces

Yo me los encontré luego. A Yayo y a Toni, en Beige Prisma, y con Manolo, Yayo, César y Malaki  formamos los primeros Osos. Chus luego sería guitarra y voz en Lucas y Los Patosos.

Los Osos en la Fábrica. 1986...1986: primera formación de Los Osos en La Fábrica

Eran el tupé, la patilla, la gomina y la mariolina. Tenían una panda de comprometidos y distinguidos seguidores que todavía puedes ver hoy por el Savoy, con más o menos pelo, tomando el caldo más adecuado. Entre esa panda estaba verbigracia Javi Egocheaga “Savoy”, que luego tuvo bastante que ver con el acontecer de la música y las copas de la ciudad.

Los Ejecutores en la Plaza de Toros, 1981

Los Ejecutores en la Plaza de Toros, 1981

…Tenían una canción que pudo haber sido un éxito mayor o menor de la ÉPOCA (tan perjudicial para indies y arrepentidos los quiere Dios…), pero se encontró con la penuria provinciana y la seria oposición del ganado vacuno:

“Salí de casa con la lechera/ y la lechera se me cayó/ Me cago’n la leche que mamaron/ los hijoputas que la tiraron/ SALÍ CON LA LECHERA, SALÍ POR LA ESCALERA…”

Ejecutores en plan Cosmo's Factory

Ejecutores en plan Cosmo's Factory

¿Qué repertorio teníais en la época de Beige Prisma? Al parecer tocabais bastante en directo, pero con tanta gente pasando por la banda igual era difícil mantener algo fijo. ¿Quiénes participaban en la composición de las canciones?

Bueno, tocábamos temas de cosecha propia y alguna versión en español,  pero… Malaki y yo éramos más New Wave y Yayo, Tony, Chico y Alfredo Ron, que sustituiría al hermano Marx en la batería, lo eran menos. Así que los temas estilísticamente nunca se acababan de definir… Yo ponía voz, hacía las melodías y las letras, pero los temas los montábamos entre todos. Y a veces, como en todo grupo que se precie, se desencadenaba una bronca que hoy dos daría la risa (bueno, quién sabe…)

Tocábamos donde nos llamaban, y en una ocasión lo hicieron para telonear a La Unión. Era el verano del 84 y La Unión acababa de grabar Lobo Hombre en París. Recuerdo que estuvieron toda (la puta) tarde da-le-que-te-pe-go y cayó la tarde y anocheció en Gijón… ¿O amaneció?  Nos quedamos con las ganas de probar… el equipo. Nos empezó a crecer el pelo por todas partes, se nos afilaron los dientes y, cuando nos tocó salir a escena, lo hicimos entonando “El Lobo, Que Gran Turrón”.

Beige Prisma por delante de La Unión

Beige Prisma por delante de La Unión

Tuviste una participación destacada en una época de Sangrientos: ¿qué nos puedes contar de aquello?

Me parece que fue en un concierto en el que tocábamos varios grupos: Los Ilegales, Los Locos, Tratamiento Anticaspa, Esquil y Los Mures… Paco me propuso pasar por el local, a ver qué pasaba… Y pasó que empecé a ver sombras en color: Paco hacía canciones, yo hacía canciones, Paco hacía canciones con Yolanda… Cualquier componente que entraba o salía, hacía… Teniendo en cuenta que éramos… tan jóvenes y un grupo paraLELOS o gracias a eso y a los cambios que había: Divi se fue a Madrid y Javi Mata pasó al bajo, Tomás Ferrero (Esquil) sustituyo a éste en la batería… Luego Javi Mata se fue a San Diego (California) y lo sustituyó Malaki (Esquil), que más tarde se iría a la mili… Para volver Javi Mata (¿al bajo o a la batería?)… ¿Había vuelto Divi de Madrid? Me pierdo.

Campa asoma indeciso por la banda en un show de Sangrientos

Campa asoma indeciso por la banda en un show de Sangrientos

Todo el puto día haciendo y deshaciendo el repertorio sin ningún “POBLEMA”. Tocábamos con frecuencia, aunque dependíamos de las bandas principales. Grabamos unas cuantas maquetas con buen sonido para la época (Tan… perjudicial para mi prima, que aún toma melicinas). Tuvimos la oportunidad de hacer una prueba para GRabar con una multinacional, que se fue al garete por diferentes motivos. GRAbamos un single comPARTIDO imitando a una banda de swing clásico con coristas (Nota del editor: la canción grabada en esta ocasión fue Jazzbilly, con la voz de Yolanda Suárez; por la otra cara iba Gaudeamus Rock, versión instrumental del célebre himno universitario Gaudeamus igitur a cargo de los ovetenses La Raza del Ático; Jerónimo Granda cedió su sello Roncón para la iniciativa, que consistía en regalar el single con la compra de la publicación Hojas Universitarias… ¡A cinco duros!). Y GRABAMOS un programa de televisión -tocando una canción en directo con entrevista al final- en el que simulábamos saltar al vacío por la barandilla de una terraza, que nunca se llegó a emitir (Planta Baja, creo que se llamaba…)

…Hace poco encontré en una cinta CASETE una de las primeras grabaciones del hoy reconocido productor Paco Loco tocando ¡EL ACORDEÓN!

Sin ser una banda abiertamente retro, lo cierto es que en vuestra música se apreciaba un gusto por los sonidos clásicos… ¿Cuáles eran entonces vuestras influencias más evidentes y cómo conjugabais este gusto por lo clásico con la pretensión de sonar contemporáneos?

Nunca tuvimos muchos reparos a la hora de hacer canciones… Nos gustaba Elvis (también Costello), The Jam, Herp Alpert & The Tijuana Brass, Adriano Celentano… El Chon Lennon, La Chenis Choplin y el Chimi Chendrix.

Malaki, Toni y J. Campa, primera versión de Esquil y Los Mures

Malaki, Toni y J. Campa, primera versión de Esquil y Los Mures

¿Cómo fue la grabación de Goles son Amores? En el libro de Rafa Balbuena No se salva nadie reconocéis haber pecado de exceso de ambición al haber querido grabar algo tan complicado con poco tiempo disponible. ¿Cómo ves el disco hoy?

Lo cierto es que a mí me dio por hacer el gamba y empecé a idear arreglos de viento, de banjo, de piano, de esto y de lo otro… Tratamos de simplificarlo, ensayamos los arreglos, las canciones con metrónomo… Y nos metimos a grabar a toda hostia. Teníamos 48 horas con mezcla incluída. Perdimos 6 ó 7 horas con los metales por culpa de una trompeta desafinada y hubo que repetir… Cuando empezamos a mezclar nos quedaban 6 horas y un montón de recordings. No sabíamos que búmetro mover. René de Coupaud aseguró que habíamos batido el record de RECORDINGS en menos tiempo de los estudios Eolo. Pero el disco no sonaba ni patrás. ¿Realmente suena la batería como una caja de galletas? Además no sabíamos nada de grabar al hueco, ni del corte del ACETATO… (seguimos sin saberlo). El disco no sonaba. Y ni siquiera sospechamos que la calidad del vinilo iba a ser aún peor. Nuestro disco no sonaba. Pero SALTABA.

¿Consideras que, en el aspecto promocional, salisteis perjudicados por haber editado con un sello como Fonoastur, que se dedica preferentemente al folk?

No. Antes: una compañía pequeña te grababa un número limitado de copias y luego tú te buscabas la vida. Era tan importante ese amigo/a listo/a de la compañía o tuyo, como la propia. Ahora, con internete: también.

Normalmente el boca a boca, el directo, la escena (actitud, imagen) o un estribillo te ponen en tu sitio.

Rafa Kas desmelenándose con los Mures; al fondo, Tomás Ferrero

Rafa Kas desmelenándose con los Mures; al fondo, Tomás Ferrero

Y, en todo caso, siempre tienes algo chusco para llevarte al gaznate. En una ocasión, mi compañero de guitarrerías por aquel entonces, Paco Loco, me dijo: ¿Qué le habéis hecho a Comesaña (Semen Up y Amistades Peligrosas -ya lo creo-) que os ha vetado en la televisión gallega? (¿Einnnn…?)

Mira, nosotros habíamos ganado el concurso de maquetas y el premio era un LP. Los  finalistas tenían como premio un single. Los finalistas fueron Los Berrones, el single fue Nun Yes Tu. Nosotros NO ÉRAMOS… los que teníamos que haber grabado con Fonoastur. Lo primero que editaron fue nuestro disco y un LP de villancicos en asturiano. Quizá los perjudicados fueron ellos.

¿Qué os traéis entre manos Los Bígaros en los ensayos y cuándo os podremos disfrutar en directo?

Tenemos un comportamiento semejante a una mosca de bar. Al final no hay nada como el bar… Nuestro propósito es como el que haces el día 1 de Enero: de este año no pasa. Y esperamos las canciones, como esperas a alguien que se va a la guerra: no sabes si va a volver.

Mientras tanto, vamos  haciendo  repertorio…: “Pretty woman out walking with gorillas down my street”.

30anos-de-pagina-webLa Banda del Tren fue el primer indicio de la entrada de Asturias en la modernidad musical, y eso que nunca se esforzaron especialmente por vincularse a la Nueva Ola. Todos ellos venían de experiencias musicales anteriores más ancladas en el espíritu de los 70 que relacionadas con el punk, pero compartían el gusto por las descargas breves de tres minutos. La New Wave, para quien esto suscribe, no solo fue post-punk sino que también tuvo un componente revival de aprecio por la canción bien construida por encima de los alardes virtuosos y las cabalgadas instrumentales. Los modelos los proporcionaban los pioneros del rock’n’roll (estupenda la versión del C’mon everybody de Eddie Cochran a cargo de La Banda con el título de Venid a la fiesta), las ágiles melodías beat de los 60, el magnífico soul de la misma década e incluso el country. Todos estos ingredientes los encontramos en los grupos de la escena pub rock británica de los 70, que incluía a grupos importantes como Dr. Feelgood y aglutinó a personajes tan carismáticos como Nick Lowe, Elvis Costello o Joe Strummer. Con tan ilustres antecedentes me gusta relacionar a La Banda del Tren, quienes, a principios de los 80, porque eso era lo que pedían los tiempos, representaron el papel de líderes de la Nueva Ola en Asturias.

Tete Bonilla siempre fue el front man del grupo y formaba pareja de compositores con el guitarrista Chema Bazo. Su voz y sus textos también se escucharon -por poco tiempo, desgraciadamente- en El Contacto, cuarteto surgido tras la disolución de La Banda del Tren. Actualmente compagina sus labores periodísticas en RNE en Asturias con las actuaciones del macrocombo Los Redentores, empeñados en esparcir la doctrina del soul en las verbenas de todo el mundo.

¿De dónde proceden las distintas figuras que confluyen en La Banda del Tren a finales de los 70? Cuéntanos un poco la prehistoria del grupo y aprovecha para esbozar el panorama de la música pop-rock en Gijón en aquella época (segunda mitad de los 70):

Yo estaba allí por casualidad y lo mismo le sucedía a Íñigo. Hablo del Bar Las Columnas, cerca del Muro. Era un buen sitio para tomar algo y de paso escuchar los ensayos de LSD. Una buena manera de sentir de cerca la potencia de los amplificadores, algo que nos resultaba casi de ciencia ficción. El local estaba en un altillo del almacén, todo como muy americano, casi sacado de una película.

Íñigo y yo estuvimos juntos durante años. Nos conocimos en el colegio, el Corazón de María, y allí, junto a otros, nos atrevíamos con algún rock & roll y de paso tocábamos en misa, aprovechando para colar algún tema instrumental de cosecha propia.

No recuerdo cómo puse a Íñigo y a Juanjo Redondo, el hermano de Carlos Redondo, en contacto, el caso es que lo hice. A Juanjo lo conocía de los billares Asturias. Nos gustaba Solera y a la vez Status Quo. Junto con Gúmer Cobos montamos un cuarteto.

Heredamos un banjo de un grupo llamado Viejo Folk y nos bautizamos como Nuevo Folk. Tocábamos donde podíamos, canciones del folclore americano y español, pero también cosas de Hilario Camacho y composiciones propias.

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Nuevo Folk

Íñigo y yo conocíamos a  Jorge Martínez, en aquella época apodado «El Llargu», porque era hermano de una de nuestras amigas de pandilla. Con él cantamos en más de una ocasión en la playa, para pasar el rato. También para pasar el rato y durante años nos acercábamos al bar El Puentín, en la Guía, donde Jorge tenía su nido de águilas, su local de ensayo. Un nuevo contacto con los watios.

Una tarde sonó el teléfono. Era Íñigo para decirme que teníamos la posibilidad de sustituir a una orquesta en las fiestas de Castiello – creo que hablo de 1976 -; el favor nos lo pedía el padre de «Chispa», José el del Escocia. Además, pagaban. No teníamos grupo ni repertorio, pero éramos lo suficientemente inconscientes. Juanjo y Gúmer no querían apuntarse. Fuimos a Las Columnas y convencimos a Tony -desde hace años en Banda Nocturna- y Negrín -ambos de LSD- para tocar. Era pasta fácil. Nos fuimos a una chabola, habilitada como local en una cábila que había en El Llano, y allí en dos tardes y una mañana repasamos canciones que los cuatro nos sabíamos. Íñigo y Tony se intercambiaban el bajo e incluso en algunas canciones ni siquiera lo tocábamos… Lou Reed, Rolling Stones, Dr. Feelgood, Creadence eran los grupos que mas a mano teníamos. Lo pasamos como indios y encima nos pagaron. ¿Por qué no montar un grupo? Además, el padre de Chispa nos ofreció varias actuaciones para fiestas en Gijón, por lo que contábamos con financiación para los instrumentos. Juanjo dijo definitivamente que no, sus planes pasaban por conocer mundo. Convencimos al Negrín y a Pepe, el bajista de LSD, y se unieron al proyecto Tren de Largo Recorrido, una canción de Doobie Brothers que nos encantaba, pero que nunca tocamos.

A excepción de Crack y Asturcón, no había grandes grupos estables en Gijón. Jorge seguía siendo un auténtico legionario de la música, no renunciaba a sus proyectos, Crack había sido uno de ellos, pero tenía que comer y por ello no decía no a las orquestas. En Oviedo el panorama era aún peor. Quedaban francotiradores de la oleada de los sesenta, que de vez en cuando se unían para montar algún grupete. Liamba era uno de ellos. Seguro que había más, pero no recuerdo haber coincidido con muchas formaciones más o menos estables.

Por Tren de Largo Recorrido pasaron también otros músicos, como Pol Solana, pero el núcleo se mantuvo hasta que Pepe decidió vivir de la música y eso sólo se conseguía en una orquesta de baile.

Quedábamos tres. Como Íñigo y yo parábamos mucho por casa de Chispa, entramos en contacto con Juanjo Mintegui, su futuro cuñado, que de vez en cuando se reunía con un grupo de amiguetes, mayores que nosotros, para tocar en un pequeño garaje atiborrado de trastos. El caso es que poco a poco se fue produciendo una decantación y nos encontramos tocando en formación de sexteto. Chema Bazo era de La Felguera, un apasionado de la música negra, y tenía guitarra propia; César Sánchez tocaba la flauta travesera y pronto se compró un saxo tenor, poseía cierta formación teórica; y Juanjo Mintegui, había sido, ¡sorpresa!, miembro de Viejo Folk. Un blues llevó a otro blues y en una noche de San Juan de 1979 tocamos para un centenar de amigos en el patio de la casa de los padres de Chispa. Su hermano Mariano fue el séptimo miembro del grupo encargándose de las luces y el furgón y su hermana Marisol ejerció -y aún lo hace- con enorme paciencia de inmejorable amiga.

En la banda hay nombres importantes de nuestra escena musical, algunos tristemente ya fallecidos (Iñigo Ayestarán, Tomás Asueta), otros retirados del negocio (Chema Bazo, Julián Cabañas) y, por último, un imprescindible Juanjo Mintegui. Todos erais gente con bastante personalidad: ¿cómo se concretaban las aportaciones de cada uno al conjunto?

Supongo que como en toda sociedad: renunciando. Hay que renunciar a cosas para que el otro pueda encontrar su espacio. Cuando la renuncia no es excesiva en ninguna de las partes, se logra un equilibrio que se rompe cuando alguien ya no quiere dar más o está harto de no recibir. Debajo de las relaciones grupales se fomentaron otras de amistad; algunas perduran aún más fuertes que antaño; otras, sin haberse roto, se han enfriado un poco, pero el cariño se mantiene.

Hubo dos cambios en el grupo: de bajista y de batería. Julián Cabañas cogió el bajo que Íñigo había dejado para irse a la mili y se mantuvo hasta la disolución de la Banda. Tomás sustituyó al Negrín con las baquetas a finales de 1982, después de haber grabado el single de «Esclavo de la Noche» y «No tengas miedo».

Íñigo siguió tocando, estuvo con Jorge en Ilegales y luego volvimos a coincidir en El Contacto. Aunque nuestras vidas se mantenían paralelas, el espacio entre líneas era mayor. Luego murió, y eso fue duro. Tomás también murió, eso sucedió años más tarde. El Negrín no volvió a tocar; recientemente tuvo un problema en su pierna derecha, la del bombo; siempre la había tenido mal, y los médicos optaron por amputar.

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1982: acometéis la grabación de un single que os servirá de carta de presentación y que contiene dos de vuestras canciones más emblemáticas (Esclavo de la noche y No tengas miedo). Parecéis dispuestos a echar toda la carne en el asador, pero el productor de lujo (Teddy Bautista), acuciado por problemas familiares, no os puede prestar demasiada atención: ¿Cómo os afectó eso?

El single lo produjo enteramente él, desde el punto de vista técnico. Lo pagamos nosotros y la Fonográfica dio cobertura legal. Nos gustó el sonido y  un año después le propusimos que hiciera lo propio con el Long Play. Dijo que sí, pero entre sus rollos profesionales y la mujer a punto de dar a luz, nos encontramos con que su aportación se limitó a tocar en algunas canciones. Lo hicimos lo mejor que pudimos, sin pasarnos del presupuesto, lo que ya era un logro.

¿Qué tipo de promoción recibió el disco y cómo funcionó?

El single había funcionado muy bien. Sonaba, nos llamaban a tocar desde fuera de Asturias, no mucho, pero viajábamos a Galicia, León, Palencia, incluso Jerez o Huesca. En aquella época había muchas tiendas independientes y nos preocupábamos en hacer llegar el disco. Vendimos 2.000 copias, lo que se consideraba un éxito. Esperábamos que la Fonográfica Asturiana hiciera lo propio, se esforzara, se moviera, hiciera llegar el producto a estos lugares, pero no fue así. No fuimos los únicos, prácticamente hacían lo mismo con todos los productos. Si funcionaban en Asturias, bien, y si no, también. Un ejemplo fue el primer disco de Ilegales, que con la Fonográfica se pudría en el almacén. El desgaste había sido grande preparando y grabando y, aunque los críticos aplaudieron, el trabajo no funcionó o no supimos hacerlo funcionar. En ese momento entró en juego, de nuevo, la palabra renuncia. Todo estaba roto.

Terminal Norte, contiene grandes canciones, pero el prensaje del vinilo arruina bastante el sonido… Esta es una historia que se repite bastante (que si el prensaje, que si el corte de acetato…): ¿podrías explicarnos de una forma sencilla que coño es eso, cómo afecta al sonido del disco, por qué pasa tantas veces y si es tan difícil hacerlo bien?.

Una vez que has grabado y mezclado el disco tienes en tu poder un máster en cinta… De carrete abierto, que sólo se reproduce en magnetófonos. Eso hay que convertirlo en un disco de vinilo. Simplificando: primero hay que hacer el corte de acetato y luego prensarlo. La primera fase es fundamental porque se crea el molde con el que se harán los discos. Si en ese proceso no se respeta la dinámica del máster, se está alterando el producto y el resultado es que en el prensaje te encuentras con que el surco no es todo lo ancho y profundo que debería por lo que se ha perdido parte de la información que se había grabado, es decir, desaparecen frecuencias y la «cosa» no suena como debería.

Resulta curioso -además de triste- que apenas un año después de la grabación del disco el grupo se disuelva. No es que seáis un caso único y suponemos que detrás de  la decisión estará el típico «cúmulo de circunstancias», que en vuestro caso fueron…

Ya lo he apuntado. Casi siempre pesan más las cuestiones personales que las musicales. Es una suma de  expectativas no alcanzadas, proyectos de vida que dejan de encajar y repercuten en los demás, aburrimiento… Juanjo y yo teníamos ganas de volver a hacer algo con Íñigo y hacerlo sin corsé. En octubre de 1983 ya estábamos ensayando junto con Tomás, sin ninguna pretensión de tocar. El caso es que éramos lo suficientemente conocidos como para que la gente se enterara y nos llamaban para tocar. Proporcionalmente gané más dinero con El Contacto que con La Banda

¿Os hace justicia el CD recopilatorio que edita Fonoastur en 2003 y que, además de reunir todas vuestras grabaciones regulares, rescata la maqueta que habíais grabado en el 81 con Manolo Tena, así como diversas tomas en directo?

No se si nos hace justicia o no, pero fue, un poco, otra decepción. Si en su momento la Fonográfica movió poco el producto, Fonoastur aún lo hizo menos. Debieron pensar que con el mercado asturiano les bastaba y se equivocaban. El producto no fue caro, estaba todo grabado, solo hubo que remasterizar y lo hicimos en casa de René de Coupeaud. El disco está ahí y se mueve por la red.

La experiencia de El Contacto (1984-85) duró poco, fundamentalmente a causa del fallecimiento de Íñigo Ayestarán, pero dejasteis un par de maquetas con canciones de las que quitan el hipo. Háblanos un poco de este proyecto. ¿Hay alguna posibilidad de convertir en disco esas grabaciones?

El Contacto ya estaba roto bastante antes de la muerte de Íñigo. Tal vez si en aquel momento hubiéramos grabado un disco, las cosas habrían sido de otra manera. Nos presentamos al primer concurso de maquetas de Radio Asturias FM y quedamos segundos. De forma no oficial nos dijeron que no era plan darle el premio a un puñado de veteranos. A mediados de los 80 un disco todavía te servía de buena carta de presentación. Los cuatro estábamos comprometidos con el directo y haber grabado seguro que nos habría permitido sumar actuaciones. No fue así

el_contacto_okEl Contacto: Juanjo, Íñigo; Tomás, Tete

Nos gustaría que comentases tu faceta como productor, especialmente el trabajo que hiciste en el disco de Esquil y Los Mures Goles son amores.

En 1988, trabajando ya en Radio Cadena Española, tuve la oportunidad de producir a Los Cautivos, Esquil y El Hombre que Vendió el Mundo. Fueron experiencias distintas, por los estilos de música y por la personalidad de los integrantes. El denominador común fue la falta de tiempo en el estudio, determinada por la escasez de dinero para poner el disco en el mercado. Lo de Esquil ya fue el remate. En 55 horas grabamos y mezclamos 14 canciones. Ellos eran un trío, pero deseaban arropar las composiciones con diferentes instrumentos, desde banjo a trompetas. Yo sabía que era difícil lograr exactamente lo que querían, pero es muy difícil convencer a un personaje tan volcánico como José Campa. Es un tipo encantador, al igual que Malaqui; Tomás era más tranquilo. Ahora llega tú y quítales la ilusión. ¿Podemos hacerlo? -Sí. -¿Cómo? Ensayando mucho y grabando al trío de una tacada.  Francamente no me esperaba que llegáramos a registrar 120 recordings. Un recording es una nueva grabación por la que añades algo a una canción: un solo, una voz…Lo que nos quitó prácticamente todo el tiempo de mezcla. A pesar de todo, creo que el producto fue muy digno. Se llevó el Superventolín a la mejor producción. Los Superventolines eran unos premios que otorgaba, a través de la Nueva España, David Serna, quien dos años más tarde sería compañero mío en RNE.

los-redentores

¿Qué tal con Los Redentores?, ¿cómo surge el proyecto? Parece increíble poner a funcionar una banda con tanta peña, ¿no?

La idea fue de Armando Terente, el Belga, quien, después de las primeras actuaciones, lo dejó. Nos llevó mucho tiempo encontrar a la gente. Unos no querían, otros no podían. Tuvimos tres guitarristas, dos bajistas, dos cantantes femeninas, un sinfín de músicos de viento, dos teclistas… Ahora llevamos algo más de un año con una formación más o menos estable. No tocamos mucho porque no es fácil encontrar bolos y además es complicado reunir a once personas para ensayar. Muchas de ellas son músicos profesionales y compatibilizan este grupo con otros o con su trabajo como profesores.

tete-bonilla-con-los-redentores2Tete dándolo todo con Los Redentores

30anos-de-pagina-webPaco «Loco» Martínez es, sin duda, la figura más notable de la música pop-rock en Gijón y en Asturias y, desde luego, con la única competencia de Jorge Martínez, el personaje dedicado a estos menesteres que ha logrado más reconocimiento fuera de nuestra comunidad autónoma. Él mismo reconocía, en la presentación de la Integral de Los Locos el pasado 9 de diciembre, la importancia de ese grupo en su vida y en su carrera. Los Locos le dejaron ese «apellido» que porta con garbo («menos mal que no nos llamábamos Los Tractores, porque Paco «Tractor» sonaría un poco…») y que desde hace ya bastantes años es parte de su firma en las numerosas producciones nacionales e internacionales en las que ha intervenido. Como músico y como productor, Paco Loco nunca ha jugado la baza del virtuosismo. Yo creo que lo que define mejor a Paco no es tanto la fina ejecución o la virguería  como una portentosa capacidad intuitiva para saber lo que no hay que hacer, para eliminar las tonterías, lo que no debe estar ahí… Y eso es buen gusto, ¿no?

Con Los Locos, con Los Sangrientos, en sus producciones y, últimamente, con su nuevo proyecto en El Puerto de Santa María, Paco Loco Trío (que, de acuerdo con la lógica pacuna, es un septeto), Paco ha ido dejando sobradas muestras de su creatividad y de su talento. Si viviéramos en un país con algo más de cultura musical, el culto a Paco dejaría de ser solamente para iniciados.

Con la edición de la Integral de cuatro CDs Los dados han caído así parece haber llegado un momento propicio para las recapitulaciones. Nos gustaría saber, en primer lugar, si estás satisfecho con la edición y luego, aunque sabemos que eres hombre de pocas palabras, te pedimos que te extiendas un poco haciendo un balance de la trayectoria de Los Locos:

Sí, estoy contento con la edición. Creo que se ha hecho un trabajo muy bueno y que faltaba ese carpetazo final… De la trayectoria, yo siempre tuve la impresión de que Los Locos fuimos un grupo muy querido, pero en Asturias, y ese cariño que allí nos tenían nos nubló un poco la realidad y la realidad es que nos convertimos en un grupo local y eso era bastante frustrante, pero al final lo que quedan son las canciones y creo que hay alguna que está bastante bien.

TPA: sobre la Integral de Los Locos

En los años 80 en Gijón, cuando vosotros empezasteis, ¿se podía hablar de una escena local?, ¿os sentíais parte de algo? ¿Qué relaciones manteníais con los otros grupos?:

Había una escena local como en cualquier ciudad del mundo, pero la escena no traspasó límites… Lo bueno es que manteníamos muy buena relación con todos los grupos, éramos bastante amigos.

Los Locos

Carlos, Paco y Jaime: Los Locos

Has dicho muchas veces que la entrada de Carlos Redondo en Los Locos fue algo determinante: ¿en qué sentido?, ¿cuáles fueron sus aportaciones?:

Fue el momento en que nos lo tomamos en serio; hasta entonces deambulábamos por ahí, pero con Carlos todo quedó más definido: empezamos a hacer mejores canciones y teníamos la sensación de ser un auténtico grupo, con su rutina de ensayos y todo lo que hace que una banda sea una banda y no unos amigos que quedan de vez en cuando.

El público y, en ocasiones, la crítica, destaca vuestros directos: ¿los preparabais de algún modo especial? ¿Cómo los recuerdas hoy?:

Ensayando mucho…Intentábamos que los conciertos fueran lo más amenos que fuera posible, por eso tuvimos muchas formaciones: en trío, con sección de viento, con percusionista, con teclados…Dependía un poco del repertorio… La verdad es que tengo muy buenos recuerdos de entonces.

Los Locos pusisteis en marcha varios proyectos paralelos en los que participabais o bien todos o bien alguno de vosotros, pero el que tuvo más continuidad y dejó huellas discográficas fue el tuyo con Sangrientos, que se inició, más o menos, a mediados de los 80. Háblanos un poco del grupo, de su propósito y del papel que jugó en tu evolución. ¿Qué te parece su continuidad con los fichajes de Miguel Fuentes (The Amateurs) y Roberto Egocheaga (Los Cohetes, Robbie & The Wild Trains)?

A Los Sangrientos siempre los definí como mi grupo… Aparte de ser muy buenos amigos, creo que hicimos muy buenos discos. Era como una válvula de escape para mí, para dar rienda suelta a unas canciones que no tendrían mucho sentido en Los Locos y que me apetecía cantar a mí, con un estilo más radical y decididamente roquero.

Me parece estupendo lo de Miguel y Roberto, eso tiene que seguir, y cuando yo voy a Gijón intento ensayar, pero si yo no estoy allí me gusta que ellos ensayen.

¿Te parece que Sangrientos y Amateurs fueron bandas bisagra entre los 80 y cosas que se empezaron a hacer después, como lo que se dio en llamar Sonido Gijón?:

No lo creo…Pero lo que sí creo es que de una manera un poco inconsciente buscaban lo mismo: huir de la pretensión de ser rock stars, salirse un poco de aquello en lo que había derivado el rock español en los 80, con sus conciertos multitudinarios y sus cachés generosos pagados por los ayuntamientos, pasar de las multinacionales… Por lo menos al principio, yo creo que estos eran los presupuestos, dejando aparte el estilo y las preferencias estéticas de cada grupo.

Y ya que hemos mencionado el controvertido Sonido Gijón, como arte y parte del invento, ya que prácticamente todos los grupos grabaron en tu estudio de Gijón, ¿qué piensas de esa escena indie de la ciudad en los 90? Aprovechamos también para pedirte un repaso valorativo de tu colaboración con Australian Blonde:

Me pareció un momento muy especial, con grupos con mucho talento. Al contrario de lo que sucedió en los  80, esa sí que fue una escena que trascendió.

Australian me parece, aparte de un gran grupo, que tuvieron una función primordial en aquel movimiento porque fueron los primeros en alcanzar un reconocimiento y un éxito masivos, fueron la punta de lanza y ayudaron a que a otros grupos se les abriesen las puertas.

En cuanto a mi papel en Australian Blonde, yo únicamente me dedico a INTENTAR NO ESTROPEAR LAS CANCIONES  DE FRAN.

¿Cuándo y cómo se fue abriendo paso en tu mente la idea de convertirte en productor?

Nadie tiene en mente hacerse productor, lo que tienes en mente es grabar canciones y grabar a otras personas, y al final te conviertes en productor, pero eso es con los años.

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Ahora te pedimos que sintetices: basándote en tu experiencia, ¿cuáles te parece que son las virtudes esenciales de un buen productor?

Yo creo que la capacidad de comunicación y la psicología son dos elementos importantísimos, aparte de un pequeño manejo técnico para saber qué puede hacer cada aparato… Como un conocimiento básico musical, sobre todo para no pensar que eres un genio único y saber que antes que tú hubo gente que hacía lo que tú haces ahora, pero mejor.

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Los trajes del superhéroe

Sin querer meterte en un apuro, te pedimos que destaques algunos de los trabajos en los que has participado como productor basándote en los criterios que creas convenientes: trascendencia o éxito del disco, aportación personal como productor, calidad o interés de la propuesta artística independientemente de su repercusión…:

En todos los discos me vuelco por igual, lo que pasa es que algunos tienen más éxito que otros, pero yo me desvivo por mis chicos.

Las producciones de los discos de Australian Blonde me colocaron en el mapa y los trabajos con Nacho Vegas, Jet Lag y Remate han alcanzado bastante trascendencia y obtenido buena repercusión crítica… Ha sido muy gratificante la colaboración con algunos artistas guiris como Golden Smog, Josh Rouse, The Sadies o el proyecto que inicié con Steve Wynn (Smack Dab). También me gustaría destacar algunas cosas quizá más minoritarias, pero de calidad: Bigott (Zaragoza) o los grupos catalanes Mishima y Cuchillo.

Por último nos gustaría que nos hablases de lo que estás haciendo ahora con Paco Loco Trío. ¿Vamos a verte de nuevo subido a los escenarios?

Ya estoy por los escenarios… Es un proyecto que empecé aquí en El Puerto de Santa María con músicos amigos y se ha convertido en disco. La verdad es que me encuentro muy ilusionado… Espero que os guste. Podéis escucharlo en Myspace: poned en el buscador pacolocotrios y os saldrá.

paco-loco-trioPaco Loco Trío: rock'n'roll & strip tease